El cura Tuárez es el eslabón perdido

José Tuárez

Si un opositor del Cpccs se hubiera inventado al cura José Tuárez, no le hubiera salido tan perfecto: es un megalómano, mentiroso, estafador, vivaracho, remordido, populista… ese es el perfil que surge, lenta pero inexorablemente, de lo que dice José Tuárez, de los documentos que forjó, de sus cuentas y de las investigaciones que aparecen,… incluyendo las que ha puesto a circular Enrique Pita, vicepresidente del CNE, en su cuenta de Twitter.


Megalómano, mentiroso, estafador, vivaracho, remordido, populista.
Una verdadera Cajita de Pandora este Cura.

Ese es, al parecer, el Presidente del Cpccs: un ser estrafalario y adefesioso, un político ex militante del partido socialista, un fray que vaya a saber cómo tiene un patrimonio declarado de 372 mil dólares. ¿Podía haber mejor presidente para un organismo desprestigiado, brazo político de una cuasi-dictadura e invento máximo del poder correísta contrario a la República y la democracia?

Si se habla de José Carlos Tuárez es por obra y gracia del presidente Lenín Moreno que, en vez de proponer la desaparición del bodrio correísta, disfrazado de participación ciudadana, prefirió proponer, en la consulta de marzo de 2018, la elección de sus miembros. Puestos los ciudadanos ante ese despropósito, solo cabía anular el voto para restar al máximo la legitimidad a los elegidos. Y promocionar así, mediante una consulta, la eliminación del quinto poder con el que el correísmo concentró todos los poderes y negó la separación en tres poderes conceptualizada por Montesquieu.

Es un ser seudo mítico que, por efectos de un proceso evolutivo reiterado (tan violento como inesperado), muestra, en vivo y en directo, que ese poder es una anomalía institucional capaz de atraer y producir personajes como él.

Aquello que pocos imaginaron es que el desprestigio del Cpccs viniera desde adentro y lo propiciara, en tan pocos días y en forma tan contundente, su propio Presidente. Es una proeza del cura Tuárez que hay que resaltar, aquilatar y agradecer. Con los días, él, además de un personaje indigno para ese cargo (y para cualquier otro), adquiere características propias de eslabón perdido. Un ser seudo mítico que, por efectos de un proceso evolutivo reiterado (tan violento como inesperado), muestra, en vivo y en directo, que ese poder es una anomalía institucional capaz de atraer y producir personajes como él.

Tuárez encarna el espíritu genuino del Cpccs correísta: total desfachatez, hambre desaforada de poder y nihilismo institucional. Aquellos que criticaron a Julio César Trujillo y a Pablo Dávila por haber propuesto la desaparición del Cpccs (estando en el Cpccs) no se percataron de que ellos no lo usaron para enaltecerlo, sino como antídoto para destruirlo. En buena medida lo lograron. El resto lo está haciendo sin decoro, pero eso ya no importa, el cura Tuárez.

Fuente:

El boletín del domingo, 4Pelagatos, Junio 23, 2019

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