La Iglesia y la Política, … simplemente no concuerdan

Al principio me negaba a creer esta noticia, pero parece tener un sustento real, el Papa Francisco declaró en una audiencia con líderes argentinos que tanto Correa como Lula da Silva (Brasil), serían «victimas de una tendencia guiada por USA para suspender este tipo de gobiernos«.

Aquí cabe la famosa frase «prefiero ser amo de mi silencio que esclavo de mis palabras», puesto que yo estoy en la casi obligación de confiar en que el Papa conoce la verdadera situación de los distintos gobiernos, y que el mismo Vaticano investiga la realidad y el criterio de un país previo a emitir un comentario como el que según los medios, dio a conocer el Papa.

Sé muy bien que éste es un tema delicado, porque hay de hecho muchos que están a la expectativa de cualquier opinión que vaya en el desmedro de la Iglesia Católica; para arremeter en su defensa, a veces lamentable, sin conocer a fondo a que ni a quien defienden.

Puedo decir que, por lo menos hasta mi generación, a la mayoría nos enseñaron muchas cosas, las cuales no daban cabida a preguntas o cuestionamientos, ni de pequeños ni de grandes, porque se asumía una especie de ley invisible impuesta por la costumbre, que nos condicionaba e enfrentar el infierno por el único hecho de preguntar o investigar, hasta por el objetivo de reforzar lo que nos habían inculcado. Lo que viniendo de nuestros padres, no puedo verlo de otra forma que como un error de buena fe.

Conforme fui creciendo, por algún motivo casi divino me interesó el averiguar y leer muchos temas inherentes a la Iglesia; y mi sorpresa se iba ampliando cada vez más. Desde el rechazo del mismo Libro de Enoc, pasando por la Inquisición, y terminando en las conexiones del Vaticano con la mafia italiana o «la cosa nostra», quienes son en buena parte responsables de la prosperidad financiera del vaticano. \

Claro, intenté por todos los medios de desvirtuar las barbaridades que había leído, con la esperanza de que todas sean fuentes falsas, y sí, algunas eran fuentes motivadas por odios y resentimientos, o una competencia desleal por parte de otras religiones, pero al final, igual me sentí golpeado espiritualmente cuando pude confirmar que los temas más graves no podían ser ni desvirtuados ni desmentidos.

Aclaro que, creo en Dios Padre Celestial, y creo en Jesús el Mesias; vivo para, por, y gracias a Ellos. No creo en el hombre, no creo en nada que el hombre haya inventado y que se vincule a la religión. Cuando leo, reviso y constato el modus vivendi de quienes representan a Dios Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en el mundo de la Iglesia, de aquellos que predican la humildad, el desapego a lo material, y el amor a nuestro prójimo, siento una especie de urticaria del alma, un desasosiego sin solución, ante la falta de una verdadera guía que promulgue con el ejemplo.

Algunos coincidirán conmigo en que ésta no es ni la primera y seguro no será la última decisión de la Iglesia que los define como algo incorrecto. El consuelo particular al que abrazo en situaciones como ésta, es que Dios está en cada uno de nosotros; y que el hombre, no tiene ni tendrá la calidad moral ni espiritual para pretender REPRESENTARLO. Todo intento de hacerlo siempre será en vano. Y este Papa es quizás el mejor ejemplo de lo alejado que esta el hombre de la grandeza divina.

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